Nadie como Francesc Robert Ribes conoce todos los peligros a los que se enfrenta un ciclista urbano: tráfico, conductores, peatones, otros ciclistas, vehículos mal aparcados, carreteras y carriles bici que no son nada cómodos para circular…
Cualquiera que comparta su experiencia rodando en ciudades españolas como Mallorca, Barcelona o Valencia, sabrá sobre una serie de cualidades que todo ciclista que cada día se lanza a las carreteras debería tener.
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Un ciclista urbano debería ser…
Consciente
No hay nada más básico para una conducción segura que entender los diferentes medios de transporte que conviven en carretera y el espacio e importancia que ocupan dentro de la vía pública. Un ciclista que es consciente de todo ello tiene mucho ganado.
Las bicicletas son vulnerables ante los coches, pero no hay que olvidar que los peatones son vulnerables ante las bicicletas. La distancia con los peatones debe respetarse, así como entender su completo derecho a transitar sin riesgo.
No todos los ciclistas tienen ni la misma experiencia ni la misma destreza encima de la bicicleta, por lo que también es importante respetar a otros ciclistas y no rebasarlos bruscamente ni presionarlos para que suban el ritmo.
Responsable
Ni agresivo, ni zigzagueador, ni precavido. El modo más apropiado de desenvolverse en el tráfico es con convicción y conociendo nuestros derechos, obligaciones y responsabilidades. Ser agresivo es arriesgado, zigzaguear más de lo mismo y, si somos demasiado precavidos, podemos convertirnos nosotros mismos en un problema.
Si vas por carretera, toma tu carril con confianza y no te descentres ante los conductores que gritan, tocan el claxon e increpan a los ciclistas. Mantén la cama y recuerda que no merece la pena entrar en ese tipo de discusiones que no llevan a ninguna parte.
Un buen consejo para evitar accidentes es ponerte delante de los coches en los semáforos: si estás visible para todos los vehículos, se reducirá el riesgo cuando el semáforo se ponga verde.
Sensato
No siempre todo es blanco o negro. No todo debe seguirse estrictamente porque existen situaciones que exigen una flexibilidad circunstancial. Por este motivo, tener un buen criterio es imprescindible para un ciclista urbano.
Las normas, las prioridades y las reglas deben utilizarse siempre en beneficio de nuestra seguridad. Aun así, en casos concretos la decisión más correcta puede no ser la que podemos percibir de una regla seguida al pie de la letra.
Todo esto no es innato. Se entrena, se mejora y se perfecciona cada día subido en una bicicleta, por lo que no queda más remedio que salir a pedalear.