Cómo medir las necesidades económicas mes a mes

25.04.2016 16:58

Siempre contamos con los mismos ingresos y aparentemente con los mismos gastos. Sin embargo no son pocos los días 31 y 1 de cada mes en los que no hay manera de que nos cuadren las cuentas. ¿A qué se debe que en algunas ocasiones lleguemos y en otras no económicamente? La falta de planificación puede ser el primer problema, pero otros como la falta de capacidad para afrontar imprevistos o no tener al alcance soluciones como pudieran ser los microcréditos Twinero pueden ser otros.

Para que podamos respirar tranquilos en las fechas clave del calendario, os presentamos varias pautas para tener medidas nuestras necesidades cada 31 días.

Un plan cuadriculado

Sabemos cuánto gastamos, sabemos cuánto ingresamos pero, ¿es suficiente? No nos vale tener controlado qué entra y qué sale de nuestra cuenta corriente si el resultado de esta operación se acerca a un número en negativo, y más cuando no contemplamos los temidos imprevistos que descuadran a la economía más calculada.

Podemos ingresar 1.000 euros y gastar 750 pensando que un saldo positivo de 250 es el resultado de una buena ecuación pero, ¿hemos calculado margen para el ahorro?, ¿son esos 750 euros inamovibles o podemos sufrir una subida de gastos?, ¿qué ocurriría si se rompiera un electrodoméstico o se avería el coche?

Esta planificación no se debe por tanto basar únicamente en dos puntos, sino que debe incluir apartados de gastos variables, márgenes para subidas y, sobre todo, márgenes para el ahorro.

Nunca olvidar fórmulas de ahorro

Por otra parte un Excel con las cantidades que forman nuestro día a día económico no es mágico, y ello no nos evita los temidos números rojos. Para ello, para evitar caer en saldos negativos, debemos tener en cuenta las fórmulas de ahorro: aquellas que nos permiten ajustar el presupuesto de tal manera que esté controlado plenamente y no nos veamos en un apuro económico que no sepamos resolver.

Por ejemplo, una fórmula de ahorro es aquella que dicta que el dinero destinado a la hipoteca no debe sobrepasar el 30% de los ingresos, ya que así tenemos margen más que necesario para otros gastos sin que veamos a día 2 ya agotada la nómina.

En el caso de que se sobrepase ese 30% podemos renegociar la hipoteca, suscribirnos a un plan financiero como la reunificación de deudas o cualquier otra solución que de forma matemática nos asegure llegar a fin de mes con garantías.

Tener al alcance un plan B

No debemos olvidar por otra parte que no nos vale únicamente que la fórmula de restar lo que gastamos a lo que ganamos nos dé positivo. Esa cantidad positiva debe ser suficiente como para ahorrarla y que pueda dar salida a un probable imprevisto del que nadie, absolutamente nadie, está a salvo.

En el caso de no tener margen de actuación, también son un buen plan B los microcréditos que nos ayuden a cuadrar la cuentas en aquel mes que por culpa de estos malditos imprevistos, se nos haya desconfigurado la planificación.