Coches pequeños pero matones: del 600 al Fiat 500

23.09.2016 09:37

En el mundo de la automoción siempre ha habido coches que han marcado a fuego la personalidad de su dueño: coches voluptuosos para los más pudientes, 4x4 para los aventureros, el Seat Ibiza como rey de los urbanos… quedando relegado los coches de menor tamaño a una especie de segunda división para aquellos a los que el asfalto se les quedaba grande o no le llegaban los números para un coche de categoría superior.

Pero en las últimas décadas esta visión se ha dado la vuelta y con la irrupción de modelos donde diseño, potencia y tamaño reducido van de la mano, la longitud ha dejado de importar, siendo incluso una ventaja a la hora de desenvolvernos en nuestro día a día.

Así a día de hoy no hay grandes diferencias entre comprar un Fiat 500 nuevo en Barcelona o coches Fiat de segunda mano de cualquier otra gama, ya que lo que te respalda es la seguridad y garantía de confiar en la marca italiana más que en el aspecto del coche, que elijas cual elijas finalmente no le faltará el toque de distinción y de diseño propio de Italia, pudiendo elegir el más acorde a tu personalidad y gusto. ¿Cómo ha sido posible este cambio de perspectiva?

Imagen: fiat.es

El Seat 600: el nacimiento de un estigma

El que fuera coche orgullo del automovilismo patrio fue a su vez el precursor de este estigma de que lo pequeño resulta lo más barato en la automoción.

El icónico 600 nació como vehículo para las masas, en una década, los 60 donde pocos o muy pocos se podían permitir un coche. Es por ello por lo que su tamaño tenía como principal función abaratar costes y hacerlo más funcional, pudiendo llegar al gran público y regalándonos estampas como aquellas largas colas en las carreteras camino a las playas con todas las maletas, trastos y enseres familiares rebosando el vehículo.

El escarabajo y el mini: en la variedad está el gusto

Pero el 600 pronto dejó de estar sólo, y cuando los españoles le cogimos el gusto a esto del utilitario, ya teníamos varias marcas donde poder elegir un modelo similar pero acorde a nuestro gusto.

Caso del también icónico “escarabajo” (Volkswagen Beetle) o del veloz y más pudiente Mini inglés: la respuesta con más clase al fenómeno de los coches reducidos.

El Smart: precursor del cambio

Tras la irrupción (y éxito) de todos los anteriores modelos, cada marca no tardó en incorporar a su catálogo varios modelos “low cost”: Seat contratacó con el Marbella y el Panda, Citroën con el modelo AX, Fiat con el Cinquecento, Ford con el Ka, Renault con su también emblemático R5 y posteriormente con el menos aceptado Twingo… Coches que si bien eran plenamente funcionales, marcaban la línea de partida a la hora de adquirir un coche con precios muy asequibles.

Todo cambió a mediados de los 90 con la irrupción en el mercado del Smart: por primera vez el coche más pequeño del mercado era símbolo de distinción cambiando las reglas para siempre. Pequeño sí, pero también elegante, de diseño innovador, lujoso y con un potente motor que sonrojaba a modelos de alta gama.

Menos es más

Tras la fiebre de los Smarts las marcas no dudaron en reformular sus modelos más low cost para reconvertirlos en maquinaria de primera: los Mini Cooper volvieron con fuerza y los Cinquecento redondearon sus formas para reconvertirse en los Fiat 500 elegantes máquinas con las que presumir al volante. Definitivamente en el mundo de los coches el tamaño ha dejado de importar.